lunes, 24 de febrero de 2014

Un nuevo plan de pensiones, Los abuelos.

La situación es caótica y cada vez más incierta. Empleos destruidos, aniquilados y sin posibilidad de regenerarse. Ni aportando ideas. Simplemente no hay dinero, por lo tanto no hay posibilidad de afrontar proyectos. Ni ganas.
Me causa estupor oír a nuestro presidente decir cosas como que, las prestaciones de desempleo bajan a partir del sexto mes, al cincuenta por cien, a modo de incentivo o estimulo para que el parado busque un empleo. Como si no fuese suficiente varios millones de personas en el paro para que aún encima les carguemos con el estigma de la vagancia y la incompetencia. Los insultos no pueden ser mayores. Vamos a considerar el comentario desafortunado y absolutamente fuera de lugar.
Cada mañana desayunamos con malas noticias y con listas interminables de corruptos, prácticamente impunes, o al menos envueltos en una amnistía del fraude, poco justificable. Resulta que se premian a directivos de la banca que han llevado a la ruina a muchas familias, vendiendo productos financieros que, en el mejor de los casos, nos permitirá recuperar lo invertido en el momento que cumplamos los cinco mil setecientos años. Y que esto se permita es simplemente una canallada. La impunidad de los grandes delincuentes fiscales es una vergüenza.
Seguimos boquiabiertos y estupefactos. No hay explica-ción a tanto atropello social. España va mal. Eso está claro, pero que siempre pagamos los mismos, también. Sufrimos aluviones de noticias infectadas de corrupción y alevosías, y pretenden que seamos los de siempre quienes demos solución arrimando el hombro. Pero ellos siguen cobrando esos sueldos inconfesables. La desfachatez de disfrazar una indemnización millonaria como pagos por pensiones y compromisos de prejubilación a un directivo de la banca, marea.
Por eso no es de extrañar que la figura de los abuelos, como plan de sostenimiento económico y familiar, sea cada vez más frecuente. Gracias a sus aportaciones económicas muchas familias pueden comer todos los días. Pero no solo en el plano económico nos aportan una gran ayuda, sino que también en su ejercicio como canguros y educadores. Hoy pagar una guardería medianamente decente supone un gasto extraordinario para la economía familiar, por eso se echa mano de ellos. Y ellos, los pobres, asumen con resignación esta responsabilidad, acabando así convirtiéndose en el nuevo eje de la economía familiar.
Se acabó el idílico rol del abuelo. Éste consiste ahora en una portación activa en la aventura de la educación de los hijos, pero lo peor es que se ha convertido en una obligación para ellos. Por eso el término stress es cada vez más frecuente en la población de nuestros mayores. Ellos se sienten responsables del cuidado de nuestros menores, pero también son conscientes de sus limitaciones, por otro lado propias de la edad. Esta nueva situación les puede provocar episodios de impotencia y ansiedad. A veces ven que sus hogares se convierten en meras guarderías o colegios. Se sienten en muchas ocasiones utilizados y angustiados ante la responsabilidad impuesta por la situación económica, y les cuesta horrores afrontarlos. Alguien los ha definido como el colchón protector de las deficiencias sociales, y considero que no hay derecho a que sea así. Por tal motivo, el título de este artículo. La sociedad ha adquirido, por pura necesidad, un nuevo producto financiero, ese NUEVO PLAN DE PENSIONES: LOS ABUELOS.

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